Un argentino fue pionero en unir a las dos marcas cuando compitió en Fuerza Libre, logrando el título de campeón sudamericano.
A fines de la década del cincuenta, y cuando había decidido no seguir corriendo en el campeonato mundial de Fórmula 1, José Froilán González encaró sus últimos años como piloto activo y disputó los certámenes nacionales de Fuerza Libre, al montar un motor Chevrolet Corvette V8 sobre una Ferrari «Grand Prix» de 1954.
«A ese chasis (serie 0482), que era original del 12 cilindros en V, lo acortaron 10 centímetros, y lo llevaron a 2,22 metros de distancia entre ejes y lo volvieron a poner en circulacióncon el motor 4 cilindros, que era más corto«, recordó el querido «Pepe» en su libro biográfico «Una pasión sobre ruedas» (Roberto Carozzo – 1992).
Con dicha unidad, que tuvo la preparación de Bernardo Pérez, Froilán disputó 18 competencias, logrando 13 victorias incluyendo en ellas dos ediciones de las 500 millas de Rafaela (1958/1959), además de festejar el título de campeón del II Torneo Triangular Sudamericano de 1960, que marcó su retiro.
Esta «alianza» entre la marca de «Il Cavallino» y el emblema de General Motors anticipó la que se gestó en los últimos días pero a la inversa, en donde la terminal de Detroit recibirá motor de Maranello en su próxima incursión en F1, a partir de 2026.