Di Giacomo: “Yo no hablo desde la moral, ni desde la religión. Hablo desde la problemática de salud de un país que cada día tiene más adictos y consumidores”
El diputado nacional por Juntos Somos Río Negro que preside el interbloque Provincias Unidas, Luis Di Giacomo, expresó un duro discurso en el debate por el “Marco regulatorio para el desarrollo de la Industria del Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial”, en donde enfatizó en la necesidad de un “debate serio y con fundamentos científicos”.
“Se intentó meter en la misma bolsa, y esto tiene una clara intencionalidad, al cannabis medicinal y al cáñamo industrial”, aseveró Di Giacomo, en referencia a la falta de pertinencia para el tratamiento de dos asuntos que requieren de observaciones distintas. Así mismo añadió, “este proyecto dice que el Ejecutivo fijará los niveles de sustancias psicoactivas que puedan contener las plantaciones de cáñamo, algo que a nivel internacional de ninguna manera se delega. Ese es nuestro principal motivo de objeción”.
También aprovechó el discurso para denunciar la prohibición que recibió por parte del Congreso para compartir los fundamentos de su postura entre los demás legisladores antes del debate. Precisó que se trató de una discusión “llevada a los empujones”.
Apuntó duramente hacia quienes lo critican y endureció la mirada ante aquellos que intentan disminuir la carga semántica negativa de la palabra marihuana. “Nos quieren vender sensiblemente y con buenas palabras que se trata de una ‘plantita’ sagrada. Pero la marihuana se transformó en una mercancía que da una cantidad infinita de ganancias”, expresó.
El diputado expuso los intereses económicos que se juegan detrás de esta discusión e hizo especial hincapié en la debilidad del control estatal que propone esta normativa ante la producción y el consumo. “Detrás de esta marea legalizadora hay poderosísimos capitales internacionales. Se calcula que este negocio moverá 60 mil millones de dólares en 2025”, precisó.
Alertó de los peligros de la instauración de este marco regulatorio que generaría un poderoso excedente destinado al consumo recreativo, o como él lo denomina, “consumo narcótico”. A esto se le suma el fuerte impacto en la disminución de las habilidades cognitivas que se originan por la ingesta de sustancias.
Mencionó al caso uruguayo que es colocado como país de vanguardia en esta materia, donde el consumo ascendió del 8 al 14 por ciento luego de la legalización. Una situación que no logró frenar al mercado ilegal, sino que lo favoreció por carecer de cargas impositivas.
“Tenemos que mirar esta situación en el aspecto global, en una Argentina en donde estamos siendo infiltrados por un sistema narco difícil de combatir”, finalizó.